
Un día estando harto quité el cilicio de mi polla y la metí en un cajón que cerré fuertemente diez veces. No sentía nada. En el ascensor follé sin correrme con la vecina que dijo: Tienes las puertas de mi casa abiertas. Caminé hasta el metro mirando a cada mujer como si fuera cualquiera. Ya en el metro me la saqué. Los niños tiraron fotos con ...